Beware of falling coconuts

Aventuras en el sudeste asiatico

jueves, enero 18, 2007

cabreo

Me estoy hartando de las normas de seguridad del aeropuerto. La gota que colma el vaso ha sido la vuelta de vacaciones. No he podido traerme mi riberita por la soplapollez de nuevas regulaciones.
Podria, por supuesto, haber comprado una botella en las tiendas del aeropuerto, pero no es eso lo que quiero. Lo que quiero es poder llevar MI botella de un pais a otro y creo que es justo pedir que el precio de llevar MI botella este incluido en los 300 euros que cuesta el billete.

Podria haberla metido en el equipaje facturado, claro. Y confiar en que los amables empleados de AENA y sus homologos checos, que con tanto carino se aseguran de que mi maleta llegue a su destino, la lancen desde el avion y transporten a base de golpes con delicadeza, para que no se rompa el vidrio y me salga cara la broma.

Me cuesta entender que una botella de vino traida de casa es un arma mortifera y una botella de vino comprada en la tienda del aeropuerto es absolutamente inocua. Con un exceso de creatividad digno del hombre de Cromagnom se me ocurren al menos dos formas de liarla en un avion con una botella del duty free. Utilizarla como objeto contundente, o como objeto cortante (previo uso como objeto contundente).

Nos estamos volviendo locos. Ahora resulta que el mundo es un lugar mas seguro cuando la gente no tiene a mano su liquido para las lentillas. Porque no hay forma de matar a alguien con el material que si se permite en el avion, claro…

Sugiero a los senores terroristas que entrenen a un chino cachas para matar a gente con las manos. Entonces nos explicaran como debemos atarnos las manos con el cinturon de seguridad antes de despegar. En este momento, es cuando entrenan a un Anibal para matar a gente como en el silencio de los corderos. A mordiscos. Y entonces ya no nos estara permitido ir en el avion. Iremos todos facturados. Y nos cobraran recargo por pesar mas de veinte kilos.


I had enough with the airport security norms. I couldn’t take my wine home. I could, obviously, buy a bottle in the shops of the airport, but I don’t want to do that. I want to be able to carry MY bottle of wine from one country to another, and I think it is fair to ask the price of carrying MY bottle of wine to be included in the freaking 300 euros I’m paying for the plane ticket.

I could have carried it in the suitcase, of course. And trust the gentle employees of AENA and their counterparts in Czech to treat it carefully when throwing it from the plane and kick it into the airport.

I have problems to understand that a wine bottle from home is a lethal weapon, whereas the same bottle bought in the duty free is perfectly safe. With an excess of creativeness only worth of a Cro-Magnon man I can think of at least two methods to make a huge mess in a plane with a duty free bottle of wine: knock somebody with it and cut somebody with it (after the knocking part).

We are all getting crazy. Now apparently the world is safer if I’m prevented to carry liquid for contact lenses with me. Is it because we assume there is no other ways of killing somebody with the material available onboard?

I suggest the terrorist gentlemen to train some scary Chinese to kill people with his own hands. Then, we would be explained by the stewardess how to tie our hands with the belt before taking off. Then, the terrorists could train a kind of Hannibal to kill people just with the mouth. And at that point in time we would not be allowed anymore to carry ourselves to the cabin. We would go with the other luggage. And the air companies could charge us for overweight.